Estos territorios eran apetecidos
por sus riquezas o por situación estratégica, como apoyo militar, o como
lugares para ser poblados por gentes de la metrópoli. Este colonial ultramarino
es distinto del practicado por ejemplo,
por Rusia, la Turquía otomana o que siempre pretendieron expansionar se pero a
base del ensanchamiento de un espacio terrestre continuo. El mejor ejemplo del
nuevo imperialismo colonial de los países industrializados fue, desde luego, el
de Gran Bretaña. Otros grandes países con colonias serían Francia, Portugal,
Bélgica, Italia, etc.
Las colonias
Imperialismos
europeo-occidentales de los siglos XIX son, pues, en general coloniales, se
basan en la y control de colonias allende los mares. Una es un territorio que
se domina pero cuyos habitantes nunca
llegan a tener los mismos derechos que los país dominador, país que como dueño
de la cola~ se llamará «metrópoli». Las colonias son territorios mediante
ocupación militar en áreas como
África o Asia, habitadas por pueblos de menor
desarrollo que Europa Y que han tenido que ceder ante la superioridad de ésta.
El colonialismo tiene un origen
antiguo; primitivamente fue un movimiento de población desde una metrópoli
hacia nuevos territorios. Esa población trasladada constituía una «colonia».
Pero en el siglo XIX la colonia pasó a tener un significado distinto. Se
trasladase o no población -lo normal era que no-, un país europeo controlaba,
con mayor o menor uso de fuerza militar, un territorio extenso o un enclave más
pequeño que tuviese valor estratégico, económico o de otro género, con vistas a
su uso y explotación. El colonialismo del siglo XIX, especialmente el
británico, que es su mejor ex~ ponente, no es de «poblamiento», al contrario de
lo que fueron el español, portugués o el mismo británico entre los siglos XVI y
XVI!.
El colonialismo tiene mucho que
ver, claro está, con el grado de desarrollo alcanzado por los países
industriales. Las colonias se buscaban por necesidades eco~ nómicas pero
también por prestigio político y necesidades militares o estratégicas. Hubo en
la época grandes partidarios del colonialismo entre los políticos, los
industriales y los intelectuales, tales como los ingleses Cecil Rhodes, Lord
Curzon, el francés Jules Ferry, el rey Leopoldo de Bélgica, o el italiano
Crispi. Pero también hubo anticolonialistas, como lo fueron en bloque los
socialistas y marxistas, aunque después de 1914 el anticolonialismo se debilitó
bastante.
La expansión colonial comenzó ya
en los años setenta del siglo XIX, pero fue a partir de la década de los ochenta
cuando alcanzó su máximo apogeo. Bismarck cedió tarde a la presión de los
industriales para que Alemania se lanzara también a la carrera colonialista. El
colonialismo tuvo dos direcciones principales, África y Asia y, con menor
importancia, Oceanía. Los viejos establecimientos en otros continentes, como el
de los británicos en Canadá o el de los franceses en las islas del Caribe, o en
los territorios de América del Sur, no forman parte propiamente de la expansión
colonial del siglo XIX.
La resistencia al imperialismo
El avance imperial no estuvo
exento de resistencias y conflictos, que fueron del siguiente tipo:
• La resistencia dentro de las
potencias. Esta era organizada por los partidos socialistas y los movimientos
obreros.
• Las rebeliones internas.
Estaban dirigidas por movimientos o sociedades secretas que defendían los
valores culturales y religiosos autóctonos. Este fue el caso de los cipayos en
India y los bóxers en China.
• Los conflictos entre europeos.
En la práctica, el establecimiento de una colonia era tan importante en el
ámbito político y económico que las naciones estaban dispuestas a violar los
acuerdos con tal de obtener más tierras. En este contexto, se presentaron las
guerras hispano -norteamericana de 1898, la guerra de los Bóers en 1899 y la
ruso-japonesa de 1904. Todas estas confrontaciones fueron preludio de la
Primera Guerra Mundial de 1914.
La repartición del mundo
Desde principios del siglo XIX,
Francia e Inglaterra habían iniciado la colonización de Asia y Africa. De hecho,
para la década de 1860, toda la Indochina y el sudeste asiático eran dominados
por estos países. Sin embargo, para 1871, la consolidación de extensos
imperios, como Alemania, Austria-Hungría, Bélgica, Italia y Rusia, hizo que
sintieran interés por lograr una expansión territorial en África y Asia.
La Conferencia de Berlín:
En la conferencia de Berlín se
lograron las siguientes disposiciones:
• El reconocimiento de la
libertad de navegación por los ríos Níger y Congo.
• La libertad de comercio en
África central.
• El establecimiento de una nueva
doctrina de ocupación, según la cual los habitantes de la costa adquirían el
derecho de posesión sobre los territorios ocupados.